Las películas de espías están
pegando fuerte este año (Kingsman, Nación Secreta, Spectre…) y Guy Ritchie no podía quedarse sin su parte del pastel. A
diferencia de los demás, el director de Sherlock Holmes con Operación
U.N.C.L.E. se propone trasladar al espectador a la auténtica era del espionaje:
la Guerra Fría. Henry Cavill (El hombre
de acero) y Armie Hammer (La red
social) dan vida a dos trabajadores del servicio secreto, uno del americano
y otro del ruso, que deberán trabajar en común para acabar con una organización
nazi cuyo objetivo es destruir la Tierra. A primera vista podría parecer que
estamos ante un argumento muy típico, pero hablamos de Guy Ritchie, el
director de obras como Snatch, cerdos y
diamantes, Lock & Stock, Rocknrolla o Sherlock
Holmes. Sin embargo, no os esperéis una película como Snatch o Rocknrolla, ya que estas forman parte de una etapa pasada para él. Ahora nos
encontramos ante un director comprado por la productora Warner Bros que, aunque
siga introduciendo guiños en sus creaciones y haciendo buen cine, ha pasado al
ámbito del cine comercial.
La historia se basa en una serie
de los años 60 con el mismo nombre. Durante muchos años la Warner, que posee
los derechos de aquella serie, ha querido llevarla al mundo cinematográfico.
Muchos directores, entre ellos Steven Soderbergh quisieron dirigirla, puesto
que para algunos había sido la serie de su juventud.
La película tiene una introducción
muy similar a la de las películas de James Bond. Empieza en mitad de una misión
de la que no sabemos nada y que, a pesar de esto, nos engancha. Este comienzo
(a diferencia de los de las películas de Bond) describe a los personajes y sus
habilidades valiéndose de algunas herramientas como los flashbacks, pero sin abusar de ellos. Además de presentar a los
protagonistas, el inicio imparte una breve clase de historia resumiendo con la
ayuda de imágenes la situación entre EE.UU. y Rusia en aquella época.
Los personajes se basan en estereotipos.
El papel de Napoleón Solo, encarnado por Henry Cavill, es una imitación de
James Bond pero sin la elegancia inglesa y americanizando al personaje. Además
el papel de Solo fue creado por Ian Fleming, conocido por ser el creador de
James Bond. Según sus palabras, “Napoleón Solo es una versión de James Bond
televisiva”. Napoleón Solo tiene carisma, sofisticación, eficacia y una enorme
debilidad por las mujeres hermosas. Para Cavill no presentó ningún problema
interpretar a este personaje.
En el papel de Illya Kuryakin
tenemos a Armie Hammer, que interpreta a un agente soviético. La gracia principal
de la película es mostrar la diferencia entre los dos espías. Illya tiene que
ser todo lo contrario a Solo; debe ser frío, serio y además tiene un pasado
turbio. Su pasado quizás es lo que más atrae del personaje porque nos muestra
lo perturbado que está y esto capta el interés. Otro elemento con el que Armie
acierta de pleno es un tic que le da a su personaje cuando está muy enfadado y
en cualquier momento puede estallar.
El guion no es muy elaborado pero
engancha. Tiene todos los matices que tienen las películas de espías, pero
seamos sinceros, la mayoría de las personas no fueron a ver el filme por su trama sino por su director
o por sus actores. En esta película lo importante no es el guion sino la dirección
y Guy Ritchie supera la prueba con creces.
Como mencionamos anteriormente,
Guy Ritchie ya no es el que era. Puede volver a serlo y no perderemos la
esperanza, pero de momento se está defendiendo bien en el cine comercial sin
abandonar su estilo e intentando experimentar y buscar otros nuevos. Una
muestra de estos experimentos es un momento donde los protagonistas, junto con
un ejército, se proponen entrar en “la guarida de los malos”. En una película
muy comercial la entrada duraría unos quince o veinte minutos y estaría plagada
de disparos y explosiones. Guy Ritchie nos muestra en tan solo un minuto el
proceso. Utiliza la técnica que utilizo Ang Lee en Hulk, pero sin abusar de ella y de manera justificada. Algunas personas
dicen marearse al presenciar esta técnica y puede que sea así, pero es un
recurso muy bien utilizado en esta película, ya que el director no se centra en
las explosiones, las armas… Estábamos viendo una película de Guy Ritchie, no de
Michael Bay.
Nuestra escena favorita es la más
simple de todas. Se basa en la huida de Armie Hammer de los antagonistas,
mientras observamos a un Henry Cavill que, a poca distancia del conflicto,
disfruta de un bocadillo en un camión con una balada italiana de fondo. Se
trata de otra escena donde Ritchie no quiere que mostrar simplemente la acción
y si la muestra, es de una manera muy sutil.
Para concluir, queremos insistir
en que no es una simple película de agentes secretos y os la recomendamos.
Nuestra nota: 8
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