lunes, 5 de octubre de 2015

Operación U.N.C.L.E.

Las películas de espías están pegando fuerte este año (Kingsman, Nación Secreta, Spectre…) y Guy Ritchie no podía quedarse sin su parte del pastel. A diferencia de los demás, el director de Sherlock Holmes con Operación U.N.C.L.E. se propone trasladar al espectador a la auténtica era del espionaje: la Guerra Fría. Henry Cavill (El hombre de acero) y Armie Hammer (La red social) dan vida a dos trabajadores del servicio secreto, uno del americano y otro del ruso, que deberán trabajar en común para acabar con una organización nazi cuyo objetivo es destruir la Tierra. A primera vista podría parecer que estamos ante un argumento muy típico, pero hablamos de Guy Ritchie, el director de obras como Snatch, cerdos y diamantes, Lock & Stock, Rocknrolla  o Sherlock Holmes. Sin embargo, no os esperéis una película como Snatch o Rocknrolla, ya que estas forman parte de una etapa pasada para él. Ahora nos encontramos ante un director comprado por la productora Warner Bros que, aunque siga introduciendo guiños en sus creaciones y haciendo buen cine, ha pasado al ámbito del cine comercial.

La historia se basa en una serie de los años 60 con el mismo nombre. Durante muchos años la Warner, que posee los derechos de aquella serie, ha querido llevarla al mundo cinematográfico. Muchos directores, entre ellos Steven Soderbergh quisieron dirigirla, puesto que para algunos había sido la serie de su juventud.

La película tiene una introducción muy similar a la de las películas de James Bond. Empieza en mitad de una misión de la que no sabemos nada y que, a pesar de esto, nos engancha. Este comienzo (a diferencia de los de las películas de Bond) describe a los personajes y sus habilidades valiéndose de algunas herramientas como los flashbacks, pero sin abusar de ellos. Además de presentar a los protagonistas, el inicio imparte una breve clase de historia resumiendo con la ayuda de imágenes la situación entre EE.UU. y Rusia en aquella época.

Los personajes se basan en estereotipos. El papel de Napoleón Solo, encarnado por Henry Cavill, es una imitación de James Bond pero sin la elegancia inglesa y americanizando al personaje. Además el papel de Solo fue creado por Ian Fleming, conocido por ser el creador de James Bond. Según sus palabras, “Napoleón Solo es una versión de James Bond televisiva”. Napoleón Solo tiene carisma, sofisticación, eficacia y una enorme debilidad por las mujeres hermosas. Para Cavill no presentó ningún problema interpretar a este personaje.
En el papel de Illya Kuryakin tenemos a Armie Hammer, que interpreta a un agente soviético. La gracia principal de la película es mostrar la diferencia entre los dos espías. Illya tiene que ser todo lo contrario a Solo; debe ser frío, serio y además tiene un pasado turbio. Su pasado quizás es lo que más atrae del personaje porque nos muestra lo perturbado que está y esto capta el interés. Otro elemento con el que Armie acierta de pleno es un tic que le da a su personaje cuando está muy enfadado y en cualquier momento puede estallar.

El guion no es muy elaborado pero engancha. Tiene todos los matices que tienen las películas de espías, pero seamos sinceros, la mayoría de las personas no fueron a ver el filme por su trama sino por su director o por sus actores. En esta película lo importante no es el guion sino la dirección y Guy Ritchie supera la prueba con creces.

Como mencionamos anteriormente, Guy Ritchie ya no es el que era. Puede volver a serlo y no perderemos la esperanza, pero de momento se está defendiendo bien en el cine comercial sin abandonar su estilo e intentando experimentar y buscar otros nuevos. Una muestra de estos experimentos es un momento donde los protagonistas, junto con un ejército, se proponen entrar en “la guarida de los malos”. En una película muy comercial la entrada duraría unos quince o veinte minutos y estaría plagada de disparos y explosiones. Guy Ritchie nos muestra en tan solo un minuto el proceso. Utiliza la técnica que utilizo Ang Lee en Hulk, pero sin abusar de ella y de manera justificada. Algunas personas dicen marearse al presenciar esta técnica y puede que sea así, pero es un recurso muy bien utilizado en esta película, ya que el director no se centra en las explosiones, las armas… Estábamos viendo una película de Guy Ritchie, no de Michael Bay.

Nuestra escena favorita es la más simple de todas. Se basa en la huida de Armie Hammer de los antagonistas, mientras observamos a un Henry Cavill que, a poca distancia del conflicto, disfruta de un bocadillo en un camión con una balada italiana de fondo. Se trata de otra escena donde Ritchie no quiere que mostrar simplemente la acción y si la muestra, es de una manera muy sutil.

Para concluir, queremos insistir en que no es una simple película de agentes secretos y os la recomendamos.


Nuestra nota: 8

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